Marcha Patriótica
Sabías que... el título original del Himno Nacional Argentino era "Marcha Patriótica".
Fue escrita por Vicente López y Planes y su música compuesta por Blas Parera.
Es el poema inicial de La lira argentina y fue institucionalizada como Himno Nacional Argentino el 11 de mayo de 1813 por la Asamblea del Año XIII.
Esta obra puede leerse como una representación de la acción propiamente dicha y de los discursos o voces relativos a ella.
En cuanto a la acción, debe dividirse en la referente a la lucha armada contra el imperio español, por un lado, y el accionar ideológico emprendido a nivel de dirigencia criolla, por otro.

Marcha Patriótica
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir;
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
Oid, mortales, el grito sagrado:
«¡Libertad!; ¡Libertad!; ¡Libertad!».
Oid, el ruido de rotas cadenas;
ved en trono a la noble Igualdad.
Se levanta en la faz de la tierra
una nueva gloriosa nación,
coronada su cien de laureles
y, a sus plantas, rendido un León.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
la grandeza se anida en sus pechos,
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.
Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor;
todo el pais se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre México, y Quito
arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llantos y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo, que logran rendir?
A vosotros se atreve, argentinos,
el orgullo del vil invasor
vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos, que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
corre, ardiendo con brío y valor:
el clarín de la guerra, cual trueno
en los campos del Sud, resonó.
Buenos Aires se opone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.
San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,
son letreros eternos que dicen:
«Aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló».
La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio;
sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
de la Fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: «¡Mortales, oíd!:
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud».
Y los libres del mundo responden:
«¡Al gran pueblo argentino, salud!».
Fuentes:
Imagen: https://www.hilariobooks.com/producto/la-lira-argentina-o-coleccion-de-1824
Texto: La lira Argentina. Edit. Capítulo. Biblioteca Argentina Fundamental.
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